Ciertas personas piensan que el lujo es lo contrario a la pobreza. Más bien es lo opuesto a la vulgaridad, expresó con toda propiedad Gabrielle Coco Chanel, ícono de la moda. Vestirse bien más que con el dinero y la moda, tiene que ver con entenderse a sí mismo.
Contrario a lo que suele pensarse, ser elegante no depende del dinero, sino del buen gusto al vestir. Ser impecable está relacionado con la conjugación y el equilibrio entre las tendencias y la elección del guardarropa. ¿El secreto? Tener una percepción clara de sí mismo y de lo que se quiere proyectar.
El vestido es la forma no verbal que las personas tienen de comunicarse, por eso es imprescindible prestar atención a la presentación personal, no como una obsesión por la moda sino como el manejo de otro lenguaje universal que está antes de las palabras y que funciona a manera de carta de presentación ante conocidos y desconocidos.
Aunque parezca frívolo, en el vestido se quedan muchas de las primeras impresiones de las personas y de ahí proviene, en gran medida, el tratamiento recibido por los demás. En este orden de ideas, cuidar esta parte visible de la imagen personal debe ser un hábito prioritario, sobre todo en el ámbito laboral.
La forma de vestir es un emblema de la personalidad, cada pieza que elijamos del guardarropa revela preferencias particulares de cada quien. Cada detalle habla de los gustos de la persona y ofrece una lectura del carácter para los demás.
En esa medida, a la hora de elegir qué comprar o qué utilizar es imprescindible que la persona se sienta cómoda y representada con lo que está usando. Parece obvio, pero el vigor que ha tomado la moda últimamente obliga cada vez más a las personas a usar lo que está de temporada, sea por medio de la oferta de posibilidades en el mercado o por la presión social de ‘seguir la moda’.
Entenderse a sí mismo implica tener presente: la edad, el lugar, el clima y las características físicas; todo esto enmarcado en las tendencias del momento, sin olvidar que en cada temporada hay distintas líneas de moda para que las personas puedan elegir no solo la más común sino la más adecuada. Usar ropas demasiado ceñidas, colores que no vayan con el tono de piel, escotes muy profundos en un busto grande, faldas muy cortas después de los 40 años, son detalles que revelan un desconocimiento de sí o una desubicación temporal y espacial.
Lograr manejar un estilo propio depende de ser consistente de lo que se es y de lo que se quiere proyectar. Si estás interesada en mostrar una imagen elegante y segura los zapatos altos suelen ser la mejor opción si y solo si sabes cómo manejarlos, no hay nada menos fino que una mujer que no sabe pararse bien en unos zapatos; si quieres proyectar seguridad y te sientes mejor en zapatos planos lúcelos con elegancia y muestra lo cómoda que te sientes contigo misma.
Llamar la atención al entrar en una habitación es cuestión de elegir adecuadamente las prendas que te acompañan, por supuesto los estampados son más llamativos que hay colores más vistoso que otros pero debes sentirte cómoda usándolos. .Si la imagen de mujer imperiosa no es la que quieres proyectar, aléjate de los colores cálidos. No olvides que esa carta de presentación que es el vestir se hará evidente una vez salgas a la calle, piensa muy bien en los pensamientos que quieres generar al combinar tus prendas.
Desafortunadamente no todas las modas se acomodan a todas las personas y de ahí radican muchos casos de personas ‘mal vestidas’. Si quieres hacer uso recurrente de la moda, ten en cuenta que siempre habrá algo que se acomode a tus gustos y a tu cuerpo, no tiene que ser exactamente lo que usan tus amigas. Jamás proyectarás elegancia con algo que no se amolde a tus formas.
Por último, jamás debes olvidar que una buena parte de estar bien presentado radica en la limpieza. De nada sirve llevar puesto un vestido de diseñador o una marca reconocida si se descuidan los demás detalles, como el aseo personal, el cuidado de las manos y las uñas y la limpieza de las ropas. La suciedad cercena todo sello de distinción en la presentación personal.
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